El sueño del algoritmo que produce monstruos

Carla Aguilar

“Si no és rellevant, no ho postegis.” Explica històries per fer les marques interessants, divertides o emocionants, però sempre rellevants.

Asúmelo: Mark Zuckerberg corp. te conoce mejor que tu madre, que tu pareja y que tu mejor amigo. Y no, Mark no tiene superpoderes, pero es casi capaz de leerte la mente. Su varita mágica se llama algoritmo y sus menairons tienen la forma de cientos de miles de robots que rastrean tu actividad en las redes sociales desde el momento en que te conectas.

¿Recuerdas los tiempos en que las publicaciones de Facebook e Instagram se mostraban cronológicamente en tu feed? Si eres menor de 20 años, seguramente no. Al inicio de los tiempos, Facebook e Instagram eran entornos donde te relacionabas con tus amigos, conocidos y posibles ligues … En el momento en que las marcas pasan a formar parte de la ecuación y los usuarios comienzan a seguir más y más páginas, Facebook decide poner orden, su orden: el algoritmo.

Facebook crea su algoritmo en 2009 y llega a Instagram en 2016. Como resultado, actualmente vemos en promedio un 5% del contenido de los perfiles que seguimos en Facebook. ¿Te parece poco, ¿no? Qué vemos y en qué orden lo decide el famoso algoritmo… y lo hace con tu ayuda.

¿Pero, ¿qué es el algoritmo?
Es una fórmula mágica, una puntuación que las redes dan a las publicaciones y que determina cuántos y cuáles de los amigos y seguidores (en el caso de las marcas) acaban viendo el contenido.
Obviamente, la fórmula no es estática, sino que varía y se actualiza según las tendencias de consumo de contenido en las redes. Tampoco es la misma para Facebook que para Instagram, Twitter o YouTube. Lo que sí sabemos, sin embargo, es que la base de todo algoritmo somos nosotros, los usuarios.
El tiempo que pasamos navegando por la red, la frecuencia de conexión, las publicaciones con las que pasamos más tiempo, aquellas con las que interactuamos, a las que damos un corazón, que comentamos o compartimos… Nuestro comportamiento es la gasolina que alimenta la máquina. Así pues, ya lo sabes: si tu feed de Instagram está lleno de recetas de cocina, gatitos haciendo piruetas o yoguis haciendo posturas increíbles, es tu culpa.

¿Por qué un algoritmo?
Las redes dicen que los algoritmos sirven para darnos contenido de valor. Es decir, el objetivo no es otro que alimentarnos con lo que es más probable que nos guste. De este modo, pasaremos más tiempo en la red y la visitaremos con mayor frecuencia.

Más tiempo y más frecuencia significa más inventario que las redes pueden vender a sus anunciantes. De este modo se cierra el círculo: cuanto más tiempo pasamos, más anuncios veremos (y sí, muchas veces se trata de anuncios de contenido de marca que el mismo algoritmo había penalizado).

¿Qué puedo hacer para que mis seguidores vean mi contenido de marca?
Pagar. Lo sentimos, nosotros tampoco tenemos superpoderes. La única manera de asegurarte de que tu contenido llega a tu público potencial es a través de campañas promocionadas.

Pero bueno, tampoco nos pongamos dramáticos. Hay pequeñas cosas que podemos hacer para que el algoritmo juegue a nuestro favor: establecer conexiones relevantes con los usuarios es la base. El algoritmo premia la esencia de las redes, es decir, la socialización. Por tanto, se trata de abrirnos a nuestros seguidores y crear un diálogo auténtico con ellos:

– Publica contenido que en formatos que inviten a la interacción: vídeo, carruseles…
– Publica de forma habitual: al menos dos veces por semana.
– Fideliza a tus seguidores: interactúa con ellos, haz preguntas, fomenta la participación en tu feed …
– Cuida bien los textos de las publicaciones e introduce palabras clave (hablaremos de ellas en otra entrada).

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