Clubhouse

¿Una red social solo de audio? El fenómeno de Clubhouse

Carla Aguilar

“Si no és rellevant, no ho postegis.” Explica històries per fer les marques interessants, divertides o emocionants, però sempre rellevants.

Poco se imaginaba mi madre cuando me enviaba notas de voz de tres minutos por WhatsApp que lo que estaba haciendo era un nuevo hype en comunicación: el marketing de audio.

Ya sea por podcast, notas de voz, Clubhouse, Twitter Spaces o la radio de toda la vida, lo cierto es que la comunicación por audio está viviendo una segunda (o tercera) juventud.

Un dato: según el IAB, durante el 2020, el año del confinamiento, un 60 % de los internautas consumió audio en línea, lo que comportó un aumento de uso del 113 % en el campo de los altavoces inteligentes.

Una evidencia: las posibilidades de consumo y contenidos de audio son casi infinitas. Podemos consumirlo mientras hacemos otras tareas y en (casi) cualquier lugar. Además, es un formato que se ha sabido adaptar al contexto y a las necesidades: el audio no solo es entretenimiento o evasión, como podía ser la radio tradicional o el podcast, sino que también es social (que se lo digan a mi madre ), viral (lo demuestra Elon Musk en un tuit) e interactivo (¿verdad, Alexa?).

¿Una red social solo de audio? El fenómeno de Clubhouse

Novedad, exclusividad, momentaneidad, Elon Musk y Silicon Valley. ¿Qué pasa cuando pones todos estos elementos en una coctelera? Que sale un experimento como Clubhouse, la primera red que funciona solo para audio. Esto quiere decir que no tiene fotos, ni vídeos, ni texto… ni emoticonos.

Clubhouse surge en plena pandemia, en abril de 2020, cuando dos empresarios y antiguos trabajadores de Google deciden darle una segunda oportunidad a un proyecto que anteriormente había fracasado. Fans de los podcasts, su premisa es sencilla: ¿qué pasaría si abriéramos estos contenidos en audio a los comentarios de los usuarios?

El resultado es una combinación entre un podcast, Twitch y una TED Talk que se ha hecho famoso gracias al apadrinamiento de famosos como Elon Musk, Kanye West o Oprah Winfrey. En Clubhouse, los usuarios pueden pasear por clubes y salas, escuchar ponencias y, en función del tipo de sala, participar en debates con otros usuarios o, incluso, convertirse en ponentes.

Todo lo que pasa en Clubhouse es en vivo y desaparece cuando finaliza. Si no lo has escuchado, te lo has perdido. Aquí entra el segundo elemento de la ecuación: la momentaneidad. El hecho de que todos los contenidos sean efímeros entronca muy bien con el síndrome conocido como FOMO (miedo a perderse algo) que alimentan las redes sociales.

Pero uno de los elementos clave en la estrategia de lanzamiento de esta red es la exclusividad. Clubhouse recupera el procedimiento de acceso por invitación que estuvo de moda hace tiempo (de hecho, Facebook comenzó así) y solo está disponible para los dispositivos iOS más recientes. ¿Quién no querría formar parte de este club selecto donde puedes llegar a hablar con Drake, Jared Leto o Kevin Hart?

Todo un hype en comunicación

Lo cierto es que Clubhouse no es otra cosa que la materialización de una tendencia que hace tiempo que se observa. Que levante la mano quien no haya enviado notas de voz eternas por WhatsApp (aparte de mi madre). Era cuestión de tiempo que apareciera una red como Clubhouse.

En Telegram, de hecho, ya hace meses que los grupos pueden convertirse en salas de chat por voz. Es cuestión de tiempo que las plataformas más grandes acaben integrando funcionalidades similares. Twitter, después de lanzar sus tuits de audio, ya tiene una versión beta de Twitter Spaces, que no es otra cosa que salas de chat por voz. Y claro que Facebook también está trabajando en ello.

Así pues, si aún no lo tenías claro, es el momento trabajar tu estrategia de contenidos. Sea en el formato que sea, la gente quiere que le expliquen historias. Historias relevantes, que conecten con sus intereses, pero, sobre todo, con su necesidad de distinguirse. ¿Comenzamos?